Odio que la gente tenga nombres estúpidos o agringados. ¿Cuál es el objetivo de chingar a tu hijo poniéndole Ramiro George Huitzilopochtli Pérez Pérez?. ¿Para que tantos jodidos nombres?. Si le pusiste un nombre de este tipo a alguno de tus hijos (o a un perro o a un animal de granja, a una lámpara de piso o a cualquier otra cosa) mereces que te arranquen los testículos y que se los den de comer a los marranos. La realidad es que solo se puede usar un nombre a la vez. Se supone que estás nombrando a un humano, no escribiendo una estúpida novela. ¿John Ramírez?. ¿Cuál es el punto?. ¿Hacer pasar al pequeño John como extranjero?. Con esa cara de Andrés Manuel López Obrador jamás convencerá a alguien. ¿Volverlo gringo con el nombre?. Luego por eso les salen tan prostiputas como la Hilton o tan tarados como Bush. Odio a la gente. En serio, necesitamos esterilizar a más gente.
¿Hay algo peor que esto?. Sí, lo hay. Los padres que se las dan de originales y ni siquiera se preocupan por investigar la manera adecuada de escribir los futuros nombres de sus vástagos. Así pues, tenemos humanos que se llaman Maicol, Richar, Yon (o peor aún, Yoni) y humanas de nombre Yocelin, Yenifer o Charon.
Charon. Cualquier humana llamada Charon tiene mi permiso de volverse darketa, hacerse rastas, grafitear y atiborrarse las venas de drogas solo para hacer desatinar a sus tarados padres. Una rápida muerte por sobredosis es mucho mejor que una lenta y dolorosa muerte en vida cortesía de un par de progenitores que vieron demasiados capítulos de “Beverly Hills 90210”. El punto es que no estoy sugiriendo nada, pero si has pensado alguna vez en ponerle a tu hijo Maicol... bueno, ya sabes donde están las tijeras.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario