El mejor trabajo del mundo

He estado pensando en eso del trabajo ideal para mí. Ya establecí que no quiero ser palero de Adal Ramones, pero tampoco quiero ser experto castrador de elefantes, ni payaso, porque los payasos no son chistosos, viven en las alcantarillas y todo el día están comiendo niños que se llaman Georgy. No porque tenga algún problema con comer niños, pero los niños que se llaman Georgy son los que cuentan con un mayor índice de carbohidratos, triglicéridos y colesterol, es un hecho comprobado.

Primero consideré ser estrella porno pero no, sería mucha presión: “Ya Kurtís, desenrolla esa maldita cosa de una vez y empecemos la escena”. Ni hablar, estresante. Todo es más divertido cuando no te están obligando. Además tengo la teoría de que todo por servir se acaba, con el tiempo se les ha de caer o se les han de perder las piezas, o algo. No, lo que yo quiero ser es caza-idiotas. Algo así como Blade, pero no negro. Ya sé que sería mucho mejor si pudiera volverme negro, pero no creo que se pueda, ¿habrá una operación para eso?. Como sea, compraría todo tipo de equipo chido como ese boomerang con navajas de plata. *SWISH*: darketos hechos ceniza al instante. Sería mi propio jefe.

Bueno, así son la cosas, he estado reflexionando sobre muchos temas. También he estado pensando en que la gente debería de ser un poco menos imbécil con los demás. No lo digo por los buenos modales, el karma o alguna de esas otras tonterías hippiosas del New Age, por supuesto. Si quieres chingar a alguien, bien, hazlo entonces y hazlo lo mejor que puedas. Pero nunca se sabe, siempre son los más callados. Solamente diré que las clases de control de la ira no siempre funcionan; el Luvox es caro, pero las gabardinas largas son baratas y disimulan bien las armas de fuego. Y el cumpleaños de Hitler es un buen día para faltar a clases.

Noticia de última hora: también he considerado ser el General Lee, porque tendría cuatro carburadores, sería naranja (uno de los mejores colores después del verde) y Jessica Simpson en bikini me lavaría a diario. Sí, el General Lee. Eso, o un súpervillano que pusiera bombas atómicas en el centro de la Tierra para que el planeta colapsara por su propia gravedad y todas las personas se vieran forzadas a nadar en magma justo antes de quedar flotando a la deriva en el espacio donde su sangre se expandiría en sus venas hasta que les explotara el cuerpo entero a causa del terrible vacío sideral. O fotógrafo de bebés.